Caperucita Roja

Caperucita Roja

Caperucita Roja es un cuento popular europeo con varias variantes, recopilado por Charles Perrault y los hermanos Grimm. Aunque el final es diferente, según la versión, el hilo conductor de la historia sigue el viaje de la pequeña por el bosque, hacia la casa de su abuela, y su encuentro con un terrorífico lobo. Con el tiempo, el cuento de hadas ha sido ilustrado por cientos de artistas de todo el mundo.

Lectura: Oana Dobrescu

 Como todas las historias, ésta también empieza con… Érase una vez una dulce niña a la que todo el mundo quería mucho. Un día, su abuela le regaló una capucha roja, cosida especialmente para ella. La niña estaba tan contenta y se la ponía tanto, que todo el mundo empezó a llamarla Caperucita Roja.

 Pero un día, su abuela enfermó y, como su madre estaba demasiado ocupada, llamó a la niña y le dijo:

– Querida, llévale esta cesta a tu pobre abuelita. Lleva un queso, un pastel y una jarrita de miel. Le ayudarán a recuperar fuerzas. Date prisa y no andes por ahí. Sé que te encanta corretear por el bosque, pero procura que no se te caiga la cesta y no hables con extraños.

– Por supuesto, mamá, ¡ya voy!

 Mientras caminaba por el bosque, hacia la cabaña de su abuela, de repente vio un lobo. Caperucita no sabía lo malvados que pueden llegar a ser los lobos, así que le contestó cuando le preguntó:

– ¡Buenos días, Caperucita Roja! ¿Adónde vas con tanta prisa?

– Buenos días, lobo. Voy a ver a mi abuela, está enferma.

– ¿Y qué tienes allí?

– Queso, un pastel y una jarrita de miel.

– Mmmmm, ¿y dónde vive tu abuela?

– Aquí, en el bosque, no muy lejos de aquí. Su cabaña está detrás de tres imponentes robles. Debes conocerla, ya que vives aquí.

– Claro que la conozco. Me alegro de verte. Ojalá pudiera hablar más, pero debo irme. Ah, mira esas hermosas flores. ¿No crees que a tu abuela le gustaría que le llevaras algunas? dijo el lobo, pensando que esto le daría algo de tiempo.

Pensaba comérselas a los dos, así que corrió a la cabaña que había detrás de los robles.

– ¡Qué lobo tan considerado! Sí, es una idea maravillosa.
Mientras tanto, el lobo se apresuró y llamó a la puerta de la abuela.

– ¿Quién es?

– Soy yo, Caperucita Roja, vengo a traerte algo bueno de comer. ¡Abre la puerta, abuelita!

– Entra, no puedo levantarme de la cama.

El lobo abrió la puerta, entró, corrió hacia la cama y, sin decir una palabra, se tragó a la mujer, se puso la ropa, corrió las cortinas y esperó pacientemente en la cama.

– Me pregunto por qué está abierta la puerta. Abuelita, ¿estás en casa?

Como nadie contestaba, Caperucita Roja se acercó a la cama y vio… a su abuela.

– Ay, abuelita, ¡Qué orejas tan grandes tienes!

– Son para oírte mejor.

– Abuelita, ¡Qué ojos tan grandes tienes!

– Son para verte mejor.

– Pero, abuelita, ¡Qué manos tan grandes tienes!

– Son para tocarte mejor.

– Y abuelita, ¡Qué dientes tan grandes tienes!

– ¡Son para comerte mejor! ¡Ja, ja, ja!

Apenas había dicho eso el lobo, cuando saltó de la cama y se tragó a la pobre Caperucita Roja. Después de semejante festín, el lobo se quedó dormido y empezó a roncar sonoramente. Dio la casualidad de que un cazador pasaba por allí y, alarmado por los fuertes ruidos, dijo:

– ¡Qué fuerte ronca la viejecita! Me pregunto si estará bien. Debería ir a ver…
Y entró.

– ¡Increíble! ¡Nunca pensé que te encontraría aquí, bribón! Te he estado buscando durante años.

El cazador estaba listo para disparar al lobo, pero, de repente, un pensamiento cruzó su mente:

– ¿Y si el lobo se ha comido a la anciana? Tal vez podría salvarla.

Así que, en lugar de disparar, sacó las tijeras y empezó a cortar la barriga del lobo y sacó a Caperucita y a su abuela, sanas y salvas.

– Vaya, ¡qué miedo!

Mientras decía esto, la niña cogió algunos pedruscos de los alrededores de la cabaña y entre todos llenaron la barriga del lobo. En vano intentó correr el granuja, los pedruscos eran tan pesados, que cayó al suelo.

A partir de ahora, ¡haré caso a mi madre! pensó Caperucita y abrazó con fuerza a su abuela.

Recuento y adaptación de la versión original.

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